Independiente Atletic Club

HISTORIA IAC

HISTORIA IAC

El Nacimiento: 10 de Diciembre de 1918

Rebeldes Jóvenes Rojos
Cuando asistió a la Asamblea que decidió la reorganización del Club Chañarense, en Marzo de 1917, Camilo Bosio, no había cumplido aún los 17 años a fines de 1918, se convertiría en el primer presidente de otro club, a través del cual un grupo de jóvenes de dieciséis a dieciocho años la mayor parte proclamaría su independencia de unos cuantos esquemas que ya no los contenían.
La juventud de sus fundadores abrió el camino a la prolongada actuación de varios en la dirección y fue una de las claves del nacimiento del INDEPENDIENTE ATLETIC CLUB, el martes 10 de diciembre de 1918, como producto de una escisión de Chañarense que exhibe señas de un conflicto generacional, entre otros componentes del conflicto.
Durante 1918, a medida que jugadores de la segunda y cuarta divisiones de Chañarense veían que su ascenso a la primera división se hacia difícil, a lo cuál se le sumaba la cada vez menor capacidad de la cancha de fútbol para tantos equipos, todos en día domingo, que era cuando venían los del campo al pueblo a jugar. La idea de agruparse en un nuevo club fue madurando, aunque esto costara no pocos problemas familiares.
El desencadenante llegó con una invitación para jugar en el mes de Octubre en General Baldissera, provincia de Córdoba, y como Chañarense no contestó la invitación recibida, y, un grupo de jóvenes pertenecientes a la segunda división de dicho club, pero, actuando como el equipo de primera con sus camisetas blancas, disputó el torneo sin previa autorización de la Comisión Directiva, que se había retractado de dicho encuentro. Este grupo de jóvenes jugó y triunfó, obteniendo como trofeo un tintero de escritorio de madera, el cuál fue rechazado por los directivos del club blanco.
El conflicto ya no tuvo retorno y las manos levantadas durante la reunión convocada en el local de Félix Camusso decidieron la ruptura y por consiguiente su alejamiento del club, motivo que originó “LA INDEPENDENCIA” de los jugadores. Y sin menos cabo alguno de su origen el INDEPENDIENTE ATLETIC CLUB nació así, sin más ni menos que con decisiva determinación deportiva.
Así, Camilo Bosio, Alejandro Camusso, Antonio Maximino, José Navarro, Tomás Bruno (h), Francisco Avalis, Luis y José Feruglio, entro otros fundaron INDEPENDIENTE, reunidos en la Carnicería de la familia Bosio.
Ya en el acta Nº 1 se decidió que “….. Los colores de este club son: camiseta roja y blanco, al lado de la roja rayita negra…”.
Las próximas reuniones se realizaban en un local alquilado al Sr. Tomás “Chito” Bruno.
Los jóvenes consiguieron un terreno en la manzana de las hoy calles Madrid, 9 de Julio, Sarmiento y Santa Fe para la primera de las cinco canchas que hasta ahora ha tenido Independiente.
Luego fue el sector que iba a ocupar la Escuela Fiscal. Allí jugaron entre los años 1920 y 1923, cuando la inminente construcción del edificio escolar los mudó a la manzana de las hoy calles Urquiza, 25 de Mayo, Rivadavia y Álvarez, donde además hubo una cancha de tenis. Recién en Marzo de 1929 pudieron comprar la manzana Rivadavia, Sarmiento, Belgrano y Madrid, que incluía una casa. Los bailes, en su gran mayoría, se hacían en la Sociedad Italiana, espacio compartido con Chañarense.
Cuando en navidad de 1934 se pudo festejar en un local propio, la gente de Independiente supo que empezaban las cosas a tomar forma. Poco tiempo antes habían recibido una donación del primer terreno de 55 metros por 60 metros, que hoy ocupa el club, la esquina de Santa Fe y 25 de Mayo, el cual había sido cedido por doña Antonia Re, viuda de Francisco Bruno. En 1936 trasladaron nuevamente la cancha de fútbol y decidieron lotear la manzana ocupada hasta entonces.
Otro hecho se hace insoslayable para cerrar este primer ciclo y en cierto modo remite a una de las causas de la fundación del club. El 16 de enero de 1936, los socios fundadores y sus esposas, convocados especialmente, apadrinaron la apertura de la nueva cancha de paleta. Ese frontón, uno de los rasgos que definieron a Independiente de allí en más, recuperaba un deporte arraigado a la primera cultura de la inmigración, temporalmente olvidado al demolerse la antigua cancha, que atrajo a mucha gente, multiplicando desafíos, torneos, hazañas de pelotaris certeros e imbatibles, en miles de domingos, como los que aún alimentan su propia tradición.